La importancia de la formación en la empresa

Entre los activos de toda empresa, los Recursos Humanos constituyen un elemento esencial. Al fin y al cabo, son las personas que conforma esos recursos a quienes corresponde desarrollar las actividades propias la organización y adoptar las decisiones que contribuyan a alcanzar los objetivos que se hayan marcado. Además, constituyen el principal motor de cambio que toda entidad debe acometer para poder adaptarse a un entorno en permanente transformación.

En consecuencia, durante las últimas décadas las culturas corporativas de las empresas se han ido concienciando sobre la trascendencia de la capacitación de los Recursos Humanos, pasándose de contemplar los programas formativos como un gasto a considerarlos una inversión. Un cambio de creiterio que, liderado un en principio por las grandes corporaciones, ha terminado por calar en empresas de todo tamaño y sector.

Las empresas son actualmente plenamente conscientes de lo primordial que resulta la capacitación de los Recursos Humanos para mejorar el rendimiento a través del conocimiento, la gestión y la actitud. Entienden que es básica para mejorar la eficiencia y elevar la rentabilidad, para ofrecer nuevas soluciones y afronta sus necesidades presentes y futuras.

Diagnostoca, planificar, ejecutar y evaluar

La formación en la empresa no puede, sin embargo, plantearse como un repertorio de actividades inconexas. Al contrario, tiene que concebirse como un instrumento de transformación para favorecer el desarrollo, crecimiento y competitividad de la organización. Las nuevas tecnologías, los desafíos consecuencia de la globalización de los mercados o los cambios organizacionales son factores que aconsejan analizar estratégicamente las acciones de formación continua que deben acometerse.

Para planificar los programas formativos es recomendable, en primer lugar, diagnosticar las metas internas y externas que debe afrontar a corto y medio plazo la organización, así como los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que se precisan adquirir para afrontar dichos objetivos.

Una vez concretadas las necesidades a partir del diagnóstico preliminar, llega el momento de planear las actuaciones que se realizarán, fijando cuestiones como los contenidos teóricos y prácticos que se impartirán, los trabajadores destinatarios de los cursos y un cronograma para la ejecución de la programación donde se concrete su duración, metodología y lugares y horarios de impartición, entre otras cuestiones.

En este punto también se precisará fijar quiénes impartirán la formación. Debe tenerase en cuenta que los formadores, tanto si es personal interno como si son profesores externos, deberán disponer de conocimientos suficientes sobre las materias que se abordarán, así como habilidades docentes para transmitirlos. Además, es aconsejable que los formadores conozca las características de la organización y las particularidades del colectivo al se dirige la acción formativa.

Ya durante el desarrollo del programa formativo, será preciso que un responsable de la empresa supervise su desarrollo, subsanando las posibles incidencias que surjan en torno a la metodología, las actividades o los recursos. Este aspecto es importante puesto que permitirá corregir aquellas cuestiones que se consideren que pueden contribuir a mejorar el programa y no se habían previsto inicialmente.

Concluida la acción formativa resultará preceptivo evaluar los resultados. Para ello, en esta evaluación se atenderá a varios indicadores, como el grado en el que se asimilaron los conocimientos o habilidades y si se trasladaron a los puestos de trabajo. También será necesario analizar la rentabilidad empresarial del programa de formación, examinando el beneficio logrado. Este análisis permitirá mejorar el diseño de futuros planes formativos.

Método OBSFOR

El diseño, desarrollo y evaluación de un programa de formación es, en definitiva, gestionar el conocimiento organizacional con la que propiciar el desarrollo y optimización de la empresa, favoreciendo un clima apropiado de trabajo y fortaleciendo las aptitudes profesionales de las personas que conforman los Recursos Humanos de la organización. Y de acuerdo a estos criterios, el Método OBSFOR de Formagrupo es una metodología propia cuya finalidad es precisamente garantizar que las acciones formativas se adapten a las circunstancias y necesidades específicas de cada empresas y sus profesionales, asegurando un alto nivel de transferencia de los conocimientos al puesto y ejerciendo como motor de desarrollo organizacional.

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